Por Estefanía Ciro*
Los acuerdos de paz prometieron inversiones a las regiones del país que habían sido teatro de las operaciones de la guerra. Para canalizar los recursos para esas inversiones se plantearon diferentes caminos, pero aquí vamos a hablar de dos principalmente.
Primero, de las iniciativas de los Planes de Acción para la Transformación Regional (PATR) enfocados en las 16 subregiones PDET y que que se refieren a las obras PDET-ART y otras; y segundo, de las inversiones que se desprenden de Obras por Impuestos y OCAD PAZ del Sistema General de Regalías.
La información sobre los rubros del primer tipo indicaba que para febrero de 2022 - hace un año-, los principales receptores de inversiones habían sido Antioquia con 61 mil millones de pesos, Caquetá con 59 mil millones, Cauca con 44 mil millones y Nariño con 40 mil millones.
Caquetá fue el segundo receptor de este tipo de fondos para la implementación de paz. El proyecto que más costó en este departamento (14 mil millones de pesos), lo ejecutó la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en Florencia, Morelia y San Vicente del Caguán. Tenía como objetivo “el mejoramiento de la productividad de la ganadería mediante el fomento, transformación, comercialización de leche con valor agregado para el mercado regional-nacional en el departamento del Caquetá”. El segundo proyecto más costoso, también ejecutado por UNODC se implementó en los municipios de El Doncello, El Paujil, Florencia, Puerto Rico y San Vicente para el “fortalecimiento al modelo estratégico de producción y comercialización de café sostenible por las asociaciones cafeteras en el departamento del Caquetá, bajo la marca Vientos de Paz” y costó 3 mil millones de pesos. Además, se ejecutó también un proyecto de cacao y uno de Cachama y Bocachico. El resto de los fondos se invirtió en la red de vías terciarias en San Vicente del Caguán, Cartagena del Chairá, El Paujil, La Montañita y Belén; en la construcción de casetas comunitarias, de obras de drenaje, de alcantarillas, de placa-huellas, de control de aguas superficiales, de box culvert, de aulas educativas y de polideportivos.
Los principales municipios donde se ejecutaron estos recursos fueron San Vicente del Caguán y Cartagena del Chairá, que recibieron 4 mil millones de pesos para obras cada uno. Los ejecutores principales fueron la UNODC, el Consorcio Caguán 2018 (14 mil millones de pesos) y el Consorcio FAM (12 mil millones de pesos), aunque también las alcaldías de San Vicente, Cartagena del Chairá, El Paujil, La Montañita y Belén recibieron y ejecutaron fondos.
Según la información sobre el segundo tipo de inversiones, las de OCAD PAZ del Sistema General de Regalías y Obras por Impuestos, Caquetá fue el departamento que más plata recibió (535 mil millones de pesos), seguido por Cauca y Arauca (474 mil millones y 335 mil millones respectivamente).
Belén de los Andaquíes, San José de la Fragua, el Paujil y el Doncello estaban entre los municipios del país que recibieron más fondos (entre 65 mil y 43 mil millones de pesos). Los proyectos más caros fueron: el mejoramiento de la vía El Paujil-Cartagena del Chairá que costó alrededor de 60 mil millones de pesos y se hizo con los impuestos de Ecopetrol; la construcción de las unidades sanitarias del sistema de tratamiento de aguas residuales del municipio El Doncello que costó 20 mil millones de pesos, y la construcción de las placa-huellas en el municipio de Belén de los Andaquíes que costó 13 mil millones de pesos. En total hubo 67 proyectos terminados, ejecutados, estructurados y financiados.
Para febrero de 2022 estaban estructurados y financiados tres grandes proyectos: la pavimentación en asfaltita de dos vías en Belén de los Andaquíes y Valparaíso, un proyecto de mejoramiento de sistemas productivos ganaderos en el Doncello y en Cartagena del Chairá, por más de 20 mil millones de pesos. Los principales ejecutores fueron Ecopetrol, Foncolombia Fondo Mixto, RAP, Electrificadora del Caquetá. El dinero se usó para construir baterías sanitarias, alcantarillados, redes de interconexión, puentes, placa-huellas, huertas caseras, etc.
¿Por qué es importante saber esto? Porque no existe una rendición de cuentas de los casi 600 mil millones de pesos de la implementación de los acuerdos que se han invertido en el Caquetá, siendo - ¡sorpresa! - una región privilegiada en los fondos de la paz. Porque la estructura de poder que ha ejecutado estos recursos es la misma que pactó con el gobierno de Gustavo Petro y se mantiene en los mismos cargos dentro del departamento - exceptuando algunas instituciones aisladas que alternaron los funcionarios-. Porque además el plan de desarrollo del 2022-2026 promete el mejoramiento de la vía San Vicente – Neiva, una inversión que ya se había estructurado en el gobierno anterior con estos fondos, y porque hasta este momento, la transformación del Caquetá no se ve por ningún lado a pesar de la inyección de recursos. Ahora se viene un plan de inversión y recursos atado al PND - cuyo mediocre contenido para la región merece un gran debate- en una estructura clientelar que aún no ha rendido cuentas y que debe estar esperando aceitarse para esta nueva etapa.