Por: Oscar Montero
Dicen nuestros Mamos y Sagas, autoridades espirituales de la Sierra Nevada de Gonawindúa que cuando se viola o violenta a una niña, a una mujer, se van secando las lagunas, se va extinguiendo la vida de las que hacen posible la pervivencia indígena en la Madre Tierra.
25 de noviembre Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Las mujeres indígenas son el pilar de la sabiduría y pervivencia de los Pueblos Indígenas en el mundo. Son ellas las trasmisoras de la vida, la cultura y la memoria viva de nuestros pueblos y ancestros, desde el origen han sido ellas las que tejen la vida en el pensamiento y en los territorios. Las mujeres indígenas son tierra, son la Madre Tierra, son una sola.
Ellas, dadoras de vida, luchadoras y resistentes, traen el legado de Seynekun, de la Gaitana, de Manexca, de esas grandes cacicas que se enfrentaron a la invasión del español. Ellas han estado siempre en el proceso político y organizativo de los Pueblos Indígenas.
En el caso de Colombia han sido ellas las que han forjado, de la mano con los hombres, la organización indígena. En los inicios de las recuperaciones de tierra en los departamentos del Cauca, Huila y Tolima, por ejemplo, mientras encarcelaban a los hombres, las mujeres indígenas con sus hijos apados a la espalda seguían la recuperación de la Madre Tierra. Ellas no se doblegaron a la violencia y amenazas de los terratenientes, sabían que liberar la tierra era liberar sus vidas. Fue así que muchas parieron las organizaciones indígenas que hoy existen en Colombia y el mundo.
En medio de las luchas y resistencias, a las mujeres indígenas les ha tocado luchar también, hacia adentro con sus pueblos y hacia afuera de sus pueblos, contra todo tipo de violencias de las que han sido víctimas y han sobrevivido. Es de reconocer que aún en los Pueblos Indígenas y en la sociedad en general está enquistado el patriarcado, el machismo y la misoginia en contra de las mujeres indígenas; prácticas producto del colonialismo y de la imposición de otras culturas sobre la de los Pueblos Indígenas, y que en muchos casos se quiere justificar diciendo que “es cultural”, y no es así.
En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, 25 de noviembre, es importante recordar que las mujeres indígenas, afros, negras, palenqueras, raizales y romaníes, es decir, las mujeres étnicas del país sufren múltiples formas de discriminación, en comparación con el resto de las mujeres de Colombia. De acuerdo con el Auto 092 de 2008, proferido por la Corte Constitucional, las mujeres indígenas y afros sufren tres veces más discriminación en el país, por ser mujeres, por ser indígenas o afros y por ser víctimas de una guerra que no les pertenece.
Guerra que en Colombia se ha intensificado con el conflicto armado interno, que ha dejado un sinnúmero de violencias en contra de la vida e integridad de las mujeres indígenas y que ha sido responsable del exterminio físico y cultural de las mujeres y niñas en el territorio nacional. Situación que se ha expresado en diferentes hechos victimizantes como: (1). Masacres y torturas como las vividas por dos mujeres indígenas Awá en Nariño en la masacre de Tortugaña el 4 de febrero de 2009, donde la extinta guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejercito del Pueblo (FARC-EP) torturaron durante el día a las dos mujeres, no contentos con esto las asesinaron y sacaron de sus vientres a sus bebes para tirarlos posteriormente al río, (2). Asesinatos selectivos a mujeres autoridades como el de la Gobernadora indígena del puebo Nasa Cristina Bautista en Tacueyó en el 2019, (3). Amenazas y atentados contra mujeres indígenas como el ocurrido en contra de la lideresa y hoy Senadora Indígena de la República Aída Quilcue Vivas en el 2022, también del Pueblo Nasa; (4). Violación y abuso sexual de la niña Embera Chamí en Risaralda a manos de 7 militares del Ejercito Nacional de Colombia en el 2020 y la violación y asesinato de Yuliana Samboní niña indígena Yanakuna en Bogotá el 4 de diciembre de 2016 en manos de Rafael Uribe Noguera, un arquitecto de una familia adinerada de la capital. Estos son solo algunos ejemplos de la violencia a las que las mujeres y niñas indígenas han estado sometidas, violencia que las utiliza como botín de guerra, de una guerra que las ve como esclavas domésticas y sexuales a la vez, como demuestra lo sucedido con mujeres Kankuamas utilizadas para lavar y cocinar a cuanto grupo armado, legal e ilegal, que llegara a su territorio, o las múltiples violaciones vividas por mujeres y niñas Nukak simplemente violadas por pensar que son cuerpos de nadie; y como si fuera poco al interior de las comunidades muchas siguen siendo asesinadas, violentadas y maltratadas por comuneros y hasta por autoridades indígenas.
Esta situación se debe acabar y es por esto, que a raíz de todas estas violaciones las mujeres indígenas han mandatado al interior de las comunidades que todo tipo de acción que vaya en contra de su integridad física y cultural debe ser erradicada, debe ser eliminadas. Para esto se han dado apuestas como la de no continuar con la mutilación genital femenina en niñas Emberas, mandatado por la Nación Embera y sus organizaciones, así mismo la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) en su VIII Congreso, mandató desde el sentir y corazón de las mujeres indígenas la Resolución: "Mujeres, violencias y acceso a la justicia".
Claramente se puede concluir que son muchas las violencias que las mujeres y niñas indígenas han vivido y siguen viviendo en un país machista que no reconoce sus aportes a la construcción del tejido social de la nación, son violentadas dentro y fuera de las comunidades, así lo ha denunciado la Comisión Nacional de Mujeres Indígenas de Colombia, un espacio de diálogo y concertación que las mismas mujeres indígenas se han ganado a pulso para colocar en la agenda pública sus apuestas como mujeres indígenas. Contra viento y marea se han mantenido y con su inteligencia, legado y fuerza han mandatado el cumplimiento de lo que la Ley de Origen, Derecho Mayor y Ley Natural determinan, en relación a mantener el equilibrio y la armonía desde la dualidad y la complementariedad en todos los espacios de vida del movimiento indígena, las organizaciones, los territorios y sus mismas familias.
Hoy las mujeres indígenas convocan al país y a sus Pueblos a erradicar todo tipo de violencia que desarmonice su integridad física y cultural. Son nuevos vientos, son nuevos tiempos y se esta volviendo al origen, un ejemplo de eso es que se esta materializando la participación política de las mujeres indígenas en los espacios organizativos, políticos y de toma de decisión de los Pueblos Indígenas, por ejemplo, hoy la ONIC ha puesto en práctica la palabra y de las10 consejerías, 6 de ellas están hoy en cabeza de lideresas indígenas del más alto nivel en su Consejo de Gobierno, la Consejera Mayor y representante legal del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), es una mujer, de igual manera la Mayora y Representante legal de la Organización Nacional Autoridades Indígenas de Colombia- Gobierno Mayor es una mujer indígena. Estos son algunos avances en lo político organizativo, que sin lugar a dudas falta más para poder equilibrar de verdad lo que han dejado desde el origen los padres y madres espirituales.
Ya muchas son cabildas, gobernadoras, consejeras, médicas tradicionales, alcaldesas, senadoras, magistradas y profesionales en los territorios indígenas rompiendo con el patriarcado y el machismo, son muchas las que están sanando desde su instinto maternal, del amor y la ternura el rumbo de los Pueblos y el Movimiento Indígena Colombiano.
A las mujeres indígenas todo mi respaldo, respeto y admiración, a ellas que su lucha, será siempre mi lucha. A todas ellas gracias por cercar, trenzar, tejer y haber ayudado a formar y guiar mi camino.
Quiero un mundo sin violencias para las mujeres y las niñas indígenas del país, un mundo sin violencias para todas las mujeres y niñas del mundo, quiero un mundo seguro para mi hija, que ella y todas se sientan seguras en esta tierra; con ellas seguiré luchando para que esto sea posible y una realidad.