Por Óscar Montero
Soy del linaje de los Montero y de los Arias, de esos de Chemesquemena, Guatapurí y Atánquez,
soy Kankuamo, soy Kankuamo, soy Kankuamo hasta la cacha.
Soy hijo de este pueblo sufrido pero alegre, digno y valiente que no deja de luchar por sus vivos y sus muertos, a ellos GRACIAS.
Van bajando y subiendo de todos los rincones del país los hijos de Selokankua a su Sierra amada, bajan y suben con sus mochilas terciás, sus poporos y chipires en mano tejiendo vida; esa que en décadas pasadas estuvo condenada a desaparecer. Con la dignidad y de pie se levantan los Kakatwkwas a decirle al mundo que aquí estamos, que fuimos invadidos pero jamás conquistados. Yo voy subiendo de los Andes a la Sierra con mi hija, cruzando todo el país con la felicidad de reencontrarnos, voy con mi semilla, con Suri Montero la Madre de los cantos, esa que desde los Andes vuela alto hasta Suribaka como el cóndor desafiando la fuerza del viento frio y cálido de la nevada.
Es así, que como un solo tejido vamos llegando los Montero, los Arias, los Maestres, los Martínez, los Rodríguez, los Cáceres, los Villazón, los Pachecos, los Mindiola, los Torres, los Carrillo, los Alvarado a la Capital del Pueblo Indígena Kankuamo, a Atánquez, esa que ya desde los años 1700 era considerada la capital de la Sierra Nevada de Gonawindwa y la Serranía del Perijá. Hombres, mujeres, jóvenes, niños, niñas, mayores y mayoras van caminando al reencuentro, al abrazo y al compartir en unidad como gran familia, como gran Ausary Kankuama. Es inevitable no llorar y reír al mismo tiempo, uno a uno van llegando, y con ellos se van viendo los rostros y rastros de los más de 450 Kankuamos que la violencia armada en el país nos arrebato de las manos, los caminos y de las entrañas de la Sierra.
Llegan y llegamos a danzar al ritmo del chicote y la gaita, a volver hacer el pagamento y los trabajos tradicionales que desde la Ley Sé, Ley de Origen, se nos dejo como guardianes de la Sierra para mantener el equilibrio y la armonía, no solo de nuestra existencia, sino también de la humanidad. Allí al caer de la noche con el fuego sagrado y al despertar del amanecer con los cantos de los pájaros y el olor a tierra mojada por el sereno de la noche seguimos atizando los fogones para seguir luchando y resistiendo como pueblo.
No nos quitaron la alegría, no pudieron por más miedo y terror que nos impusieron para acabar con nuestra cultura, autonomía, unidad y territorio. Nuestra lucha no ha sido fácil y no lo será, pero eso no ha sido impedimento para seguir luchando fuerte por nuestra existencia como pueblo como nos lo enseño uno de los más grandes líderes y dirigentes del Pueblo Kankuamo, del movimiento indígena colombiano y latinoamericano, que trascendió al espacio espiritual en su ley para quedar siempre inmortalizado como Consejero Mayor de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), Luis Fernando Arias Arias. Serán 5 días del 16 al 20 de diciembre de tejido y poporeo del más alto nivel de los representantes y sobrevivientes victoriosos de cada una de las familias, comunidades, asentamientos y ciudades que día y noche en silencio y diálogo debatirán el presente y futuro del Pueblo Indígena Kankuamo, en ellos y nosotros estará la responsabilidad de que nuestro legado perviva en el tiempo y en el espacio para los más de 30 mil Kankuamos en la Sierra, en el país y el mundo.
Bajo la guía espiritual de los sitios sagrados como el Dunarwa, el Bukunkusa, el Bunkuamake, entre otros sitios sagrados de memoria y pagamento se abordarán en el V Congreso mochilones temáticos para el buen vivir del Pueblo Kankuamo, temas como la Paz y la Unidad serán los takanes que sostendrán todas las decisiones debatidas y concertadas que se convertirán en mandatos del Pueblo Kankuamo; con la fuerza del Ayú y del chirrinchi la palabra dicha será clara, contundente y dulce como la ambira. Palabra viva que será iluminada y armonizada bajo el calor del fuego de la Kankurwa, allí en la noche antes del amanecer como nos dejó en pensamiento Kaku Sreankua y Saga Seynenkun, nuestro padre y madre espiritual de nosotros los Kankuamos, pero también de los Koguis, Wiwas y Arhuacos estaremos pagando en positivo por todos los guardianes de la Madre Tierra.
Esperamos que el V Congreso del Pueblo Indígena Kankuamo pueda dar las puntadas necesarias para consolidar la unidad y la paz de nuestra gente, de la Sierra y que sea este el espacio legitimo para seguir gobernando en unidad para mantener vivo el temple Kankuamo, para seguir manteniendo limpios y vivos el tejido vital de las cuencas del Río Badillo y del Río Guatapurí.
No pudieron acabarnos y, ayer como hoy, danzaremos nueve días y nueve noches como nos enseñaron nuestros ancestros para no olvidar la tierra que nos parió. Seguiremos hablando duro y fuerte hasta el último momento como lo hizo Fredy Arias y Mildreth Montero y con humildad, paciencia y sabiduría seguiremos buscando la armonía y el equilibrio de nuestros nueve mundos como nos enseñaron desde la medicina y la educación Salomón Arias Arias, Abel Alvarado Maestre y Óscar Montero Arias, desde sus fuerzas y dignidad, que, aunque ya no están físicamente, su palabra y espíritu florecen como murundwas renacientes desde los Chundwas hasta el mar. Ellos tres torturados y asesinados por ser Kankuamos, pero con dignidad y de pie no se doblegaron ante la mala muerte que les ocasionaron las balas asesinas del Estado. Aquí quien escribe una de esas semillas que continúan el legado, el legado que mi padre Óscar Montero me dejó.
Que este V Congreso sea un motivo más para encontrarnos de nuevo como pueblo y como en el pasado sea esta la oportunidad para seguir celebrando la vida organizativa de nuestro pueblo con los 29 años de nuestra gloriosa Organización Indígena Kankuama- OIK, y para sentirnos muy orgullosos que somos hoy patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad declarado así por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura -UNESCO.
Invitados todos y todas al
#VCongresoKankuamo #ConsolidandoLaUnidadParaLaPaz
soy Kankuamo, soy Kankuamo, Soy Kankuamo hasta la cacha, no pudieron y no podrán acabarnos.