El respaldo de los Pueblos Indígenas en Colombia a la consolidación de la Paz Total.
Por: Oscar Montero
Queremos vivir libres como los pájaros, cantar y danzar en nuestros territorios, queremos que la Paz Total de este Gobierno sea con todos, pero necesariamente con la Madre Tierra.
Amanecemos sobre el Río Tapaje, después de un largo viaje de Tumaco hacia el municipio de El Charco, Nariño, en lancha por el Pacífico y los manglares en donde se encuentran el río y el mar. Un lugar paradisiaco, con unos paisajes que se puede decir que aún conservan su estado natural.
En ese caminar fui a visitar a uno de los Pueblos indígenas en Colombia que viven a orillas del mar y los ríos, un pueblo que conoce el mar y el río. Tanto que saben que si la marea sube o baja pueden viajar de un lado a otro, o pueden tener buena pesca o no. En este basto territorio vive el Pueblo Indígena Eperara Siapidara que ha vivido los embates de una guerra que no ha sido suya pero que se ha ensañado en acabar con sus vidas y sus territorios.
Hoy son uno de los 39 Pueblos Indígenas en Colombia en riesgo de exterminio físico y cultural, declarado por la Corte Constitucional en el Auto 004 de 2009. Viven en la costa pacífica de Nariño y Cauca, en ese territorio ancestral donde Ankore les dejo su espacio para vivir.
Allá, en la selva adentro celebran que se retomen los diálogos de paz con los tres letras, como suelen llamar al Ejército de Liberación Nacional- ELN, quizás como una forma de malicia y claramente de autoprotección de sus vidas; celebran los diálogos porque ellos si saben que es vivir la guerra en sus territorios, saben que es desplazarse a cualquier hora porque se dan combates de un grupo a otro; saben que sus hijos e hijas a diario están en riesgo constante de ser reclutados o desaparecidos, como ya ha pasado en años anteriores por tácticas de enamoramiento o de que les venden una idea de vida llena de poder y dinero. Un territorio que también es Colombia, pero que pocos saben que existe, entre esos el mismo Estado.
Hablando en Siapide, sus rostros se llenan de alegría al poder saber que la Paz Total es posible, saben que el diálogo es la única salida al conflicto y que están dispuestos a seguir contribuyendo para que sea posible desde sus comunidades, resguardos y su organización, así lo han ratificado desde la Asociación de Cabildos Indígenas Eperara Siapidara de Nariño -ACIESNA. Celebran que se adelanten estos diálogos, pero también convocan al gobierno para que propicie un diálogo nacional con todos los otros actores, dado que aún hay presencia y disputa por el control del territorio entre grupos tales como el mismo F30, de las Fuerzas Armadas y Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo- FARC-EP, los del ELN, disidencias y carteles del narcotráfico.
Ese diálogo nacional con todos los actores armados fue el llamamiento que hicimos junto a las Autoridades indígenas del Pueblo Inga de Villagarzón, Putumayo, pertenecientes a la Asociación de Cabildos Indígenas Inga - ACIMVIP en su Foro: “Pensar Bonito por nuestro Territorio”, allí el mandato del foro fue que los Pueblos Indígenas de Colombia seguiremos en la defensa de la vida y del territorio como nos lo han enseñado nuestros ancestros; donde los Wasikamas (guardianes del territorio) defenderán hasta con sus propias vidas los sitios sagrados de los amos del territorio, de los amos de la selva. Espacio que fue respaldado por la Senadora indígena Aída Quilcue Vivas, quien estuvo presente en el foro y quien recordó y llamo a que no dejemos apagar la llama del legado que nuestro hermano, amigo y líder indígena Inga Robinson Descanse hizo desde este espacio terrenal por defender, proteger y salvaguardar la selva amazónica.
Si bien en el territorio Inga del Putumayo los tres letras no tienen presencia, los Pueblos Indígenas de esta región si han denunciado la presencia de otros grupos armados que desarmonizan el territorio tales como: la Carolina Ramírez- Comando de la Frontera, los Sinaloa y otros que muy pocos saben a qué corriente armada pertenecen o no, pero que no dejan vivir en paz.
A 6 años del Acuerdo Final de Paz entre el Estado colombiano y las FARC-EP, los diálogos con la segunda guerrilla más gran de Colombia abren la oportunidad para que el gobierno del cambio pueda avanzar en la consolidación de la Paz Total, que ya es ley de la República. Una oportunidad que los Pueblos Indígenas Eperara Siapidara en la costa Pacífica de Nariño, el Pueblo Inga en Putumayo, los indígenas Sikuani, Betoy, Makaguanes y U´wa de Arauca también celebran, y no es para menos, es poder que ellos vuelvan al origen, vuelvan tranquilamente a sus prácticas tradicionales de pesca, de caza y de recorrer el territorio libremente.
Igualmente, en el Chocó los Emberá claman que haya un cese al fuego, ellos más que nadie han sido víctimas y sobrevivientes de la guerra que el ELN ha enraizado en su territorio, han sido víctimas de reclutamiento forzado, desplazamiento, confinamientos, restricción de la movilidad en el territorio, asesinatos selectivos, masacres y del accionar de minas antipersonas y munición sin explotar dejando a miembros de sus comunidades mutiladas o muertas en el peor de los casos. Con todo esto mi amiga y hermana Dayana Domicó, Emberá quien también ha vivido la guerra, lleva la responsabilidad de ser parte del equipo negociador del Gobierno, y desde la instalación de la Mesa de Diálogo en Caracas, Venezuela me comparte cual es la importancia de los Pueblos Indígenas en la mesa de diálogo, su palabra es contundente: “los Pueblos Indígenas hemos vivido y seguimos viviendo la guerra en carne propia, el conflicto está en nuestras comunidades y territorios. Para hablar de paz hay que hablar con los que lo han vivido, razones suficientes para tener en cuenta a las comunidades indígenas en las mesas de diálogos; la integralidad es fundamental, eso hará que estos procesos de paz avancen de la mejor manera”, puntualizo.
Y es eso lo que los Pueblos Indígenas de Colombia queremos, que los diálogos de paz sean una realidad. Dado que somos nosotros, al igual que muchos colombianos, los que queremos la Paz Total, porque una cosa es teorizar y otra muy distinta es la de vivir la guerra. A este llamado se sumó la Mesa Permanente de Concertación con los Pueblos y Organizaciones Indígenas de Colombia, a una paz donde debe haber mayor participación de los Pueblos Indígenas en las mesas de diálogos, porque el accionar del ELN ha sido en gran parte en los territorios de los Pueblos Indígenas lastimosamente, donde me atrevo a decir que es necesario y urgente que allí estén por lo menos los Emberá y Wounaan del Chocó, los Awá y Eperara Siapidara de Nariño, los Sikuani, U´wa, Makaguan y Betoy de Arauca y los Bari del Catatumbo, por colocar algunos territorios y pueblos donde la violencia armada por parte del ELN no ha cesado.
No podemos hablar de paz sino recorremos los territorios, no podemos hablar con legitimidad y contundencia de violencia sino la hemos vivido, hoy seguimos insistiendo en que se silencien los fusiles y que sea la palabra la que pare esta guerra que tanto nos ha desangrado nuestras vidas y territorios: Llegó el tiempo de la Paz Total, de la paz que tanto hemos soñado los colombianos y colombianos, pero también el mundo.