Por: Mauricio Jaramillo Jassir
Profesor asociado de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario (@mauricio181212)
La noticia de la insurrección de los mercenarios del Grupo Wagner en Rusia sorprendió al mundo entero. Entre el 23 y 24 de junio se viralizaron las imágenes de Yevgueni Prigozhin cabeza del grupo quien prometía avanzar desde Rostov (al sur del país) hasta Moscú y combatir al Estado mayor ruso. De tiempo atrás se sabía de una tensión con el ministro de defensa Serguei Shoigu, con quien había tenido discrepancias públicas a propósito de la asistencia a los mercenarios. En repetidas ocasiones, Prigozhin había advertido sobre la falta de insumos y el retraso en la llegada de los refuerzos. Antes de lanzar la insurrección, el líder de Wagner acusó a las autoridades de esconder la muerte de 2000 rusos en combate, lo que suponía una exposición pocas veces vista de la vulnerabilidad rusa en al marco de una guerra que, por ahora, parece un callejón sin salida.
Estas tensiones contantes y cada vez más filtradas habrían conducido al levantamiento que finalmente fue disuadido por Vladimir Putin, quien no saldría ileso de la situación. En efecto, quedaron en evidencia los riesgos del empoderamiento de ejércitos privados y las fragmentaciones de un sector defensa ruso que crece desbordadamente conforme se mantiene la guerra.
En las redes sociales en Colombia circuló todo tipo de información engañosa y no verificada y como era de esperarse por el tipo de crisis, las llamadas noticias falsas. Algunas de estas fueron retomadas por medios y como se ha vuelto costumbre la Revista Semana fue quien más eco les concedió, seguramente por ajustar las informaciones a su línea editorial, todo a expensas del derecho a la información de sus lectores.
Noticias falsas y fuentes no fiables
A lo largo del día circularon dos noticias falsas cuyo alcance creció rápidamente. Primero, que el presidente bielorruso Aleksander Lukasenko habría salido del territorio y que era inminente su caída. Lukasenko no solo es conocido por ser un déspota y cabeza de una de los regímenes más cerrados del mundo, sino por ser uno de los aliados más leales a Putin, una cercanía consolidada con la guerra. Esta noticia no fue retomada por ningún medio, ni siquiera por Semana, pero en redes alcanzó a tomar fuerza creando confusión.
¿Cuál es el modus operandi de estas informaciones engañosas, inexactas o simplemente falsas? Influenciadores con miles o incluso cientos de miles de seguidores y que, normalmente opinan e informan sobre temas internacionales ponen a circular estas versiones con la esperanza de que algún medio “muerda el anzuelo” y se pueda ampliar. Con que un solo canal hegemónico caiga es suficiente, pues de allí en adelante el resto presume que se trata de un dato o información verificada o contrastada. Tal es el caso de Agustín Antonetti, activista argentino de derecha, uno de los autores de la información inexacta sobre Lukasensko que invitaba a pensar en su caída como inminente, sin ninguna evidencia empírica y sin siquiera citar fuente alguna para concederle al lector la oportunidad de contrastar con el origen de la versión. Valga aclarar que procedió a bloquear al autor de este texto cuando este aclaró sobre uno de sus trinos, que se trataba de una información falsa, engañosa y no confirmada.
En segundo lugar, se dijo que el paradero de Putin era desconocido y que habría tomado un avión para huir de Moscú. Esta vez, Semana mordió el anzuelo, y aún sin confirmar procedió a afirma que “medios internacionales han mencionado que el presidente Vladímir Putin “huyó” de Moscú rumbo a San Petersburgo”. La primera fuente que se citó fue el New York Post (no confundir con el New York Times) un medio que se ha caracterizado por el sensacionalismo y por difundir noticias falsas y cuyo propietario es Rupert Murdoch, presidente y principal accionista del polémico canal de noticias Fox. En abril de 2021, el New York Post aseguró que los menores migrantes que llegaban a la frontera eran recibidos por Kamala Harris con un kit escolar y con un libro escrito por la vicepresidenta. Toda la trama se armó a partir de un reportaje falso (Ver informe del New York Times de Michael Grynbaum: https://www.nytimes.com/2021/04/27/business/media/new-york-post-kamala-harris.html). La mayoría de medios estadounidenses han sido energéticos críticos de un diario que se mantiene a punta de controversias, sin ningún rigor informativo.
Pues bien, ese fue el medio del que Semana tomó buena parte de las informaciones sobre la insurrección en territorio ruso. No es usual que los grandes medios apelen a este tipo de tabloides, menos aún, para noticias internacionales donde se referencia por excelencia a las agencias internacionales.
En el mismo informe Semana publicó un video sobre el avance de los mercenarios hacia Moscú tomado de una cuenta de Twitter, @suriel, que no tiene ningún respeto por la rigurosidad y pertenece a Suriel Chacón activista peruano que suele difundir noticias falsas y de claro contenido nacionalista. En su perfil aparece un vínculo o dirección sobre un portal de noticias que al acceder aparece suspendido. Como si fuera poco, Semana retomó un video de la cuenta @relaxsekom de reciente creación (enero de 2023) que tiene 47 seguidores y donde no aparece un solo nombre completo o perfil claro que asuma responsabilidad por lo que allí se publique. Durante la jornada, esta cuenta se dedicó a promover noticias parciales e imprecisas. En al transcurso del 23 y 24 de junio publicó centenares de trinos de forma maratónica, y luego superada la coyuntura, dejó de trinar. Sospechoso ¿no?
Sin posibilidad de rectificar
Es comprensible que en un país como Colombia donde las noticias internacionales no generan tanto interés, las secciones dedicadas al tema no puedan contar con grandes equipos para disponer de personal que pueda contrastar información obtener datos y analizar la coyuntura. Menos aún, si ocurre lo del fin de semana pasado, hechos inesperados en un territorio donde además hay pocas corresponsalías de países occidentales.
Sin embargo, aún con limitaciones, los medios tienen el deber de publicar información que esté comprobada y hasta cierto punto analizada. Es entendible que la comprobación no siempre se pueda efectuarse de manera celera. No obstante, siempre se cuenta con el recurso de las agencias de prensa internacionalmente reconocidas como France Press, AFP, Reuters, Associated Press, EFE o Xinhua, entre otras. Por consiguiente, nada justifica el recurso a cuentas de redes sociales interesadas de manera evidente en desinformar.
Ahora bien, también es aceptable y justificable que, en medio de la premura de la coyuntura Semana haya caído por error y hubiese reportado una información inexacta. Aún así, está en el deber posterior de rectificar. Injustificablemente la revista ha mantenido la pieza “informativa” sobre la coyuntura en la que se señala que “Putin huye de Moscú” con videos tomados de cuentas de twitter de desconocida procedencia.
La reputación de un medio también se construye y robustece por su capacidad para recular ante la evidencia contundente de un error. En 2008 en medio de la peor crisis diplomática colombo-ecuatoriana, El Tiempo publicó una foto en la que supuestamente aparecía Gustavo Larrea, ministro ecuatoriano de seguridad interna con “Raúl Reyes” en un campamento de las FARC. La información produjo una ola de reacciones pues se ajustaba perfectamente a las acusaciones del gobierno de Álvaro Uribe Vélez contra Rafael Correa de condescendencia y apoyo a esa guerrilla. Horas después de publicada, Patricio Echegaray secretario general del Partido Comunista argentino confirmó que era él quien aparecía en la imagen. El Tiempo publicó una editorial en la que se disculpó con Larrea y reconoció que había fallado en los procesos de verificación, al recibir de una fuente de inteligencia la imagen. La editorial publicada al otro día del bochornoso incidente, es reveladora sobre la crisis actual de credibilidad de medios en Colombia: “Un error lamentable, que reconocemos sin vacilar […]. El tema, además, apunta a una cuestión de fondo del periodismo: la relación con las fuentes y la atribución de las informaciones (El Tiempo, 28 de mayo de 2008)”.
Increíble porque esto ocurrió en 2008 y se pensó en un antecedente llamado a partir en dos la historia del periodismo y las tentaciones para emitir informaciones y generar atracción a cualquier precio. Esto es más complejo aún en el contexto de las redes sociales donde la información es abundante, lo que implica mayor responsabilidad.
Colombia necesita medios que cumplan con el deber constitucional del que habla el artículo 20 acerca del derecho a la información, más aún en temas internacionales que suscitan cada vez más interés. El “todo vale” que se ha convertido en la impronta de algunos medios refleja que la única información que interesa no es la más precisa o matizada, sino la que más atractivo genere y se adapte mejor a prejuicios cuya compatibilidad con la democracia parece cada vez mas cuestionable.